Para la campaña presidencial reeleccionista del señor Juan Manuel Santos se utilizó la silueta de una paloma como símbolo de la paz en las diferentes piezas publicitarias; símbolo que siguió en la solapa del Presidente, su familia y los miembros del gabinete ministerial.
Pero hoy, en el Taller de Buen Gobierno que lidera el Presidente de la República en la Hacienda Presidencial Hatogrande, hemos visto que la representación simbólica no se ha quedado en un simple pin, sino que ha llegado ¡y de qué manera! a ser parte de la decoración del sitio de la reunión gubernamental: con siluetas grandes detrás de las pantallas led y pequeñas en la cinta tricolor que bordea las mesas; quizás para "llenar los espacios". (Concepto dado telefónicamente por la empresa logística cuando investigamos el porqué de las luces festivas, en varias ocasiones criticadas en este blog).
Si con la cinta tricolor se quiere exaltar el nacionalismo, una de las posibles "justificaciones" (por parte de los decoradores, claro está), se altera con la puesta de agregados sobre ella; si no es así, tampoco tiene objeto. Oración condicionante para demostrar el
desconocimiento de la estética y el respeto de lo estatal por parte
del proveedor-decorador o de los contratantes que le dan la orden de trabajo.
Hacemos un llamado a la Secretaría Privada, encargada de la imagen de la Presidencia, para que tome cartas en el asunto. Son eventos de la Presidencia de la República, no de reunión de vecinos ni mucho menos de pos ceremonia religiosa infantil. La idea es que prime el orden, la estética, el respeto por los símbolos patrios y la coherencia en el mensaje que se quiera emitir. Lo obvio y lo exagerado de este caso, resulta ridículo.
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